TIEMPO DE ESPERA

Otro cambio en mi vida. Debo decir que los cambios son lo único permanente en mi vida. He vivido muchas situaciones, muchas más de las que han vivido la mayoría de mis compañeros de camino, de mis amigos. La vida me ha centrifugado hacia muchos lugares diferentes, hacia experiencias muy dispares.
Y poco a poco he podido ir aprendiendo que, pase lo que pase, siempre hay un lugar donde puedes regresar: a tu corazón.
Se hace difícil, porque nadie en tu entorno sabe qué te ocurre.
No había comentado nada a mis amigos, ni siquiera a mi familia. Eso es algo que veo que hacemos habitualmente. No sabría explicar por qué. es una mezcla de sentimiento de vergüenza (que sé que es ridículo), de fracaso (aún más ridículo), no sé. Un montón de emociones que hacen que este tema, el de la infertilidad, quede en lo más profundo del corazón de uno y sea muy difícil de compartir. Tan solo te animas con alguien que sabes que ha pasado por lo mismo... En mi caso, una pareja muy cercana que acaban de tener su hija por FIV. Pero tampoco lo comenté. La soledad se convierte en un agravante a esa situación que, de por sí, es tremendamente estresante.
Nadie a tu alrededor entiende (porque no lo saben) tu dolor, tu desequilibrio, tu desesperanza. En mi caso, como coincidió con que Nico se marchó, mi familia vio esa parte, e intentaron desde su cariño, apoyarme.
Hay un proverbio chino que dice "cava el pozo antes de tener sed". Y por suerte, yo tenía hechos mis deberes en ese sentido. Así que utilicé todas las técnicas que tuve al alcance, las mismas que yo muchas veces he compartido con otras personas que pensé que les podían servir.
Me enfoqué (sin obsesionarme) en el trabajo, y como el tipo de trabajo que hacía en ese momento me lo permitía, me la pasé escuchando un único mantra. Una canción, de Rosa Zaragoza que se llama "Yo soy uno ", y cuya letra dice : Yo soy Uno con el Ser de la Madre, yo soy Uno con el Amor, yo soy Uno con el Ser del Padre, yo soy Uno con Dios". Así durante todas las horas que estaba trabajando. ¿para qué? se puede preguntar alguien. Pues para centrar mi mente. Para no dejarla divagar, para no dejar que se obsesionara con el dolor, para que no entrara en círculos a auto-destruirme.
De esta manera, conseguí que mi mente repitiera, día y noche, este mensaje de Unidad con el Amor, con Dios. Eso me dio mucha paz mental.
Luego, al llegar a casa el vacío era tan grande... Me sentaba cada atardecer en el cuartito en el que solíamos meditar y hacer yoga. Y ahí, en el silencio, busqué la paz. Lo curioso es que durante esas semanas, esos meses que duró esta situación, mis meditaciones fueron de lo más hermoso que recuerdo. En cuanto me sentaba en silencio, me invadía una gran sensación de amor, como una presencia muy muy fuerte que me abrazaba, que me consolaba, que me hacía saber, sin lugar a duda, que todo está bien. Que todo está siempre bien. Aunque no entendamos qué significa bien. eso no significa lo mismo que decir que está bien que mi esposo se hubiera ido. No significa que esté bien el dolor. Es algo más profundo, más allá de las cosas cotidianas. Es la certeza de que, más allá de las apariencias, todo es siempre perfecto. Más allá de los hechos concretos, todo son aprendizajes, y eso es siempre bueno. Más allá del dolor aparente, existe un amor infinito que es la fuente de todo. Los hechos concretos son simplemente hechos concretos. La realidad está conformada por eso pero también por otras muchas cosas que normalmente no tenemos en cuenta. No podemos estar en el corazón ni en la mente de los demás, así que lo mejor es siempre no sacar conclusiones. No disculpo los comportamientos de los demás que nos llevan a sufrir. Simplemente los observo, intento no identificarme ni con víctima ni con verdugo. Intento mantenerme neutral. Acepto el dolor. Acepto la incomodidad, y me centro en mi corazón. Y sigo caminando, hacia mi misma, hacia mi propia verdad.
Empecé a escribir poemas espirituales en las paredes de la casa, como si fuera una prisionera que solo tiene las paredes para expresarse. En cada pared encontraba una frase inspiradora, algo que me hacía recordar que no importa cuán dolorosa pueda parecer tu realidad, al final, esto es solo un sueño. El sueño en el que nos creemos que todo es real. Pero más allá de este sueño, en el silencio, en el corazón, existe otra realidad, llena de paz, llena de un gozo siempre nuevo. Una realidad que solo descubre quien la busca con ahínco. Una realidad más real que la que vemos todos los días. Algo que, en medio del dolor, te hace levantarte con una sonrisa y el corazón rebosante de amor para dar.

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