EL SEGUNDO TRIMESTRE

el tiempo pasa rápido. Antes de que te des cuenta, tu barriga parece enorme. Todo el mundo ahora ya se ha dado cuenta de mi embarazo. Me siento muy orgullosa de ello. Cada semana voy mirando en Internet cómo van evolucionando los bebés. No recuerdo en qué semana, pero sé que empecé a notar los movimientos muy pronto. Como burbujitas. De nuevo, dudé si eran gases. Como diría después mi madre "para tí todo parecen gases". Es que es algo tan sutil, tan nuevo, tan suave...
Si tengo que describir el mes 4 y 5 solo podría decir EXTASIS. Esos dos meses han sido los momento más increíblemente hermosos. Físicamente ya me encontraba mucho mejor, bastante adaptada a la nueva situación. No hay nauseas. No hay dolores de ningún tipo, excepto una costilla en el costado derecho. Lleva molestándome desde el mes 3. A ratos se hace insoportable. A ratos me olvido. Pero sé que no va a mejorar, así que habrá que ir acostumbrándose a ello.
La barriga ha crecido mucho. La mayoría de personas piensan que ya estoy casi terminando el embarazo. Pero todavía falta mucho. Por la calle la gente me pregunta. Demasiado alta para estar terminando el embarazo, demasiado grande para estar todavía en el mes 5...
Me siento genial. Emocionalmente estoy fantástica. Espiritualmente plena.
En una ecografía, todavía pronto, se ve que los bebés son dos varones. No esperábamos ninguno saberlo tan pronto, pero los bebés se pusieron de forma que era imposible no verlo. Hasta yo lo vi, que normalmente no entiendo nada en las ecografías!!! Y encima ese día su padre no había podido venir a la revisión por trabajo. "si total, no me van a hacer eco hoy, solo revisión general..." eso le dije yo al salir...
Todo está bien. La ginecóloga insiste en que estoy estupenda. Solo tengo el hierro algo bajo y ese dolor en la costilla. Del resto de posibles cosas, nada.
Pasa el trimestre volando, pero a finales del mes 6 ya estoy tremenda. Pido la baja en el trabajo, porque no quiero sufrir mi embarazo. Si estoy mucho rato de pie o sentada en la misma posición, se me hinchan los tobillos. Aprovechando que comienza el buen tiempo, dejo de trabajar.
Y justo a final de ese mes, todo cambia....

EL PRIMER TRIMESTRE

Hubo que esperar unos días para hacer la primera ecografía. Fue increíble. Ver esas dos cositas de apenas 2mm latiendo como un caballo desbocado. Tremendamente emocionante.
Físicamente estoy algo fastidiada. De nuevo un poco de Síndrome de Hiperestimulación Ovárica me tiene hinchada y dolorida, pesada.
Empiezan a darme cólicos de gases. Algo realmente fastidioso. Sobre todo el primero que me dio, que fue muy fuerte y me pilló desprevenida. Al principio no entendía que era ese dolor tan intenso en el vientre. Hasta que me di cuenta de que eran gases. Aproveché la postura de yoga para eliminar los gases, y la cosa mejoró.
Y de nuevo empecé a tomar el Cloruro de Magnesio que habitualmente tomaba todas las noches, y que había dejado de tomar en este último mes. Eso fue definitivo. No volví a tener ni un cólico, ni tuve jamás calambres, y conseguí librarme del estreñimiento intestinal que ya había comenzado.
Me sentía bien, anímicamente exultante. Físicamente un poco fastidiada. Tenía muchos ascos. No vomitaba casi nunca (alguna vez que cené sin hambre), pero me daba mucho asco el olor de la comida. Tanto es así que cocinar se convirtió en un auténtico suplicio. Me convertí en la reina de la cocina pre-cocinada y de los congelados, lo único que podía permitirme preparar una comida en 5 minutos y no morirme de asco con los olores.
Tenía hambre, pero tampoco mucho más de lo habitual, tal vez a media mañana.
Poco a poco me fui adaptando a esta nueva situación. Me sentía emocionalmente tan feliz, tan dichosa, tan radiante que la incomodidad física pasó a segundo plano.
En el trabajo tuve la suerte de que me comprendieran y respetaran que no siempre podía rendir a tope. Además, tuve que cambiar de puesto de trabajo por "prevención de riesgos laborales", lo cual hizo que mi ritmo bajara mucho, puesto que en el nuevo puesto no tenía tantas cosas que hacer.
El tiempo pasó rápido. Mi barriguita incipiente iba creciendo muy rápido. O al menos eso me lo parecía a mi. Habitualmente soy muy delgada, mi vientre totalmente plano, casi se notan las crestas ilíacas. Ahora tenía una barriguita. Para mí era una barrigota. Para el resto del mundo pasaba desapercibida.
Me gustaba esa sensación de "guardar un secreto". Caminaba por los pasillos del trabajo como si supiera que tengo un tesoro y que casi nadie sabe.
Igualmente decidí compartir mi alegría muy pronto en el trabajo, entre otras cosas por lo comentado anteriormente, tenía que cambiar de puesto por riesgos en la salud de los bebés y de mí misma.
Lo más importante en este trimestre para mi fue la adaptación al malestar del estómago, que me duró poco más de dos meses. Y al insomnio. Empecé a no dormir apenas. Eso si me resultó bastante terrible, porque normalmente soy de buen dormir. Me sentía como agotada, y a la vez me ponía nerviosa no dormir. Entré en ese bucle en el que no te duermes porque estás pensando en que no te puedes dormir... Igualmente tocó acostumbrarse. Tomé SEDATIFF, un remedio homeopático que me permitía dormirme un rato cuando lo tomaba, y también gotas de passiflora, para poder compensar una especie de ansiedad que me surgía por la mañana, y que se supone que era hormonal...